Siento el olor de tu estructura ondulando salsas
ebrias, hechas de almendras maduras y de alcohol de
finas fresas; vertidas en jugo de perlas con mangos
dulces de Cuba.
Muerdo tu lengua hecha luna en el vapor de mi jerga,
y nuestra juerga se endulza, y tu cabeza se amnesia.
Te mezo recto la cuna y te aturdes y enloqueces con
tus idas y venidas (…) Y atrás y alante hay caricias. Y
hasta el medio tú me invitas a escuchar tus melodías;
salta y grita que me inspiras, recuerdo que te decía (…)
Lírico se entonan suaves un bolero en las penumbras
para dos almas viajeras, y se desgajan las pompas
de nuestra noche de furia. Flechas, rosas, y sabanas
limpias de perfidias cubren la cama vacía; y nuestros
cuerpos la desbordan.
Y entre tus gritos se inspiran estos versos de días
de lluvia. Y tus caderas se endiablan a la candencia
perfecta, y mis caricias te inspiran para continuar
la fiesta; y tu fiera se despeina (…)
Mientras yo tiento bien recto el universo de tu cuerpo
de ecléctica paloma andariega. Sintiendo tactos te
enredas entre los fuegos y humos que desde tus
entrañas sueltas.
Y las natas se hacen mazas sobre tu cuerpo hecho en
olas que hasta mi playa hoy se llegan; para bañarse en
mi cama, y quemarse como leña.
Y yo te toco y tú me tocas (…) ¡Y la guitarra te
alborotas como fina cuerda en Concha! Y estos ojos
que te honran te ven más bella y mas fina (…)
Y me aturden tus lechuzas en vuelo loco a la Aurora,
cuando esta noche termina. Y tú te despeinas la cola y
con mis dotes te envicias, como musa y como bruja,
que me ha hechizado la vida.
Encantándome las letras con versos de días de lluvia,
llenos de amor y de dicha
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